En este apartado nos centraremos en las conclusiones obtenidas a partir del anterior artículo
temático:
cronología de los estudios, análisis e investigaciones de la Sábana Santa.
Haremos un breve recorrido sobre las averiguaciones respecto a la
anatomía, estudio de la sangre, palinología y curiosidades acerca del
contenido de la Síndone.
En lo referente al Sudario en sí, existe una discusión abierta por la experta en
tejidos antiguos Orit Shamir, enfrentada con la opinión de Mechthild Flury-Lemberg.
La primera indica (reforzada especialmente por el hallazgo en 2010 de un sudario perteneciente al
siglo I en Jerusalén, que no obstante apoya el método utilizado para envolver el supuesto cadáver
de Jesús de Nazaret) que no es característico de su época, en cuanto al tipo de tejido, la densidad
o el entramado. Por su parte, Flury-Lemberg sostiene lo contrario. La cuestión es que aunque la
Sábana Santa
es un ejemplar único (no ha sido encontrado un material similar) pudo ser fabricado de manera
exclusiva para abrigar el cuerpo de Jesús de Nazaret, puesto que las técnicas y conocimientos de
los obreros textiles y la tecnología de la época permitían construir una pieza de semejante calidad
(según cree la experta Flury-Lemberg).
Respecto a la anatomía, a pesar de las muchas divergencias expresadas por
forenses y especialistas de todo tipo desde el punto de vista médico, nos quedamos con las palabras
del eminente doctor Gregorio Marañón, quien expresó que la imagen que muestra la Sábana
Santa es la de un perfecto cuerpo y rostro de varón. Quedan zanjadas las posturas que hablan de
unos brazos excesivamente largos (obviando que fueron descoyuntados en la cruz) y otras teorías que
parecen débiles o han sido perfectamente refutadas mediante una explicación anatómica-forense.
Conforme avanza la técnica, se han podido observar incluso los huesos impresos en la imagen, como
si fuera una radiografía en lugar de un negativo fotográfico. Los muchos signos de la Pasión
estudiados en este apartado, han sido también objeto de un profundo debate, cuya conclusión más
actual es que de haber existido un falsificador, tuvo que tener conocimientos muy precisos respecto
a la anatomía y cultura antigua, por las cientos de coincidencias (forma del pilum romano en el
costado, flagelos, comportamiento de huesos, músculos y otras partes del cuerpo ante la tortura
recibida, coincidencia de la ubicación de los clavos, ubicados donde anatómicamente es posible y no
en la palma tal y como se creía entonces, ubicación y diferenciación de emanaciones de arterias y
venas... etc.).
Son muchas y muy variadas las discusiones acerca de la historia y
antropología cultural. Tantas que es casi imposible sintetizar. Se ha debatido, por ejemplo,
acerca de la postura de las manos que ocultan sus genitales, lo que refuerza la idea de una posible
falsificación, o sobre el modo de doblar la mortaja en la tradición judía (desde el hallazgo
expuesto en 2010 parece resuelto este debate). Incluso en la forma de la barba, arqueada como en
las primeras representaciones pictóricas bizantinas. También se ha discutido respecto al
comportamiento del pelo, su color, la forma geométrica que debiera tener el rostro... etc. Como ya
mencionamos de manera más extensa, el rastro del leptón que se encontró en la cavidad de su
ojo derecho, estudiado especialmente por Francis Filas, fue objeto de un controvertido y
encendido debate acerca de las costumbres judías en el enterramiento, discusión que aún hoy
continúa abierta (en este punto sí podemos reconocer que esa moneda pudo pertenecer a una época
anterior al
Sudario
habiendo sido conservada como antigüedad hasta su impresión o colocación). La mayoría de estas
discusiones nacen del profundo sentimiento agnóstico o ateo, en ocasiones podemos decir que
proveniente de oscuros resentimientos acerca del cristianismo y enfoques muy contrarios al mismo.
Es fundamental tener en cuenta la subjetividad que emana de estas posturas. Críticas, sí, pero
hacia el mismo lugar: la confrontación y negación de cualquier evidencia que hable de lo
sobrenatural. Particularmente en este aspecto, en la antropología cultural y la historia, esa
visión agnóstica que altera incluso las fuentes históricas conocidas genera debate, pero carece de
objetividad y arroja más sombra que luz, al no ser una postura abierta. Para ser honestos hay que
señalar que, en el otro lado, los creyentes más fanáticos (no del cristianismo, sino del Sudario de
Turín), presentan también los mismos conflictos en cuanto a subjetividad. Queda justificado así el
intrincado y oscuro debate en esta línea de batalla dialéctica, donde la Ciencia poco tiene que
decir o aclarar.
El estudio de la sangre ha sido también muy polémico, aunque parece que
ésta es auténtica y pertenece al grupo AB (Coincidiendo con el Sudario de Oviedo);
que procede de los coágulos o exudación de las heridas por contacto directo sobre la Sábana, lo que
explica la presencia de bilirrubina y hemoglobina oxidada e incluso albúmina. La discusión gira en
torno a la tonalidad que presenta (parduzco y en algunos casos aún rojizo). También se han hallado
restos de suero («de su costado brotó sangre y agua»). Se ha descubierto sangre pre-mortem y
post-mortem.
Los estudios en el campo de la palinología fueron tal vez los más
controvertidos (sin contar la discusión histórica y socio-cultural), incluso se habló de
manipulación. No obstante, la mayoría de palinólogos expertos, a pesar de las discrepancias,
coinciden en que existen pólenes de plantas autóctonas y ya extintas pertenecientes a la Palestina
en el período histórico de Jesús de Nazaret. Un hallazgo curioso fue encontrar algunos gránulos de
polen encerrados en un mineral procedente de piedra caliza que era autóctona de las afueras
de Jerusalén, y que se encontraba precisamente en los sepulcros que aún hoy se pueden visitar.
Respecto a los estudios de botánica general, se han hallado plantas también autóctonas de
Palestina, sobre el Sudario y también formando parte del «casco» de espinas que rodea la cabeza de
la imagen; cuyo periodo de floración coincide con la fecha de la Pasión de Cristo. A pesar de la
controversia y de que no todos los resultados con concluyentes, parece que la tendencia general
inclina la balanza hacia la autenticidad de la Síndone.
Otra de las conclusiones fundamentales de la Sábana Santa es, sin lugar a dudas,
la obtenida gracias al estudio de su reverso; en dos ocasiones, como ya comentamos en
anteriores capítulos aportando fechas y nombres, se pudo estudiar el reverso del Sudario. La figura
que en él se forma, es más débil, siendo la cara y las manos las imágenes que resultan más
representativas. Parece que este estudio ha aportado una razón más que apunta hacia su legitimidad,
ya que debilita la teoría fotográfica, una de las más conocidas que trata de demostrar su formación
artificial y no milagrosa (que también trataremos en el apartado: «Teorías acerca de la formación
de la imagen en la Sábana Santa»).
Como culminación de las
conclusiones y discusión científica,
no podemos olvidar el hallazgo más reciente, ya tratado en el artículo cronológico de los
estudios e investigaciones de la Sábana Santa,
de lo descubierto por la escritora e investigadora del Archivo Secreto Vaticano Bárbara
Frale: Las inscripciones en arameo, griego y latín hallados en la Sábana Santa parecen
conformar el mismísimo Certificado de Sepultura de Jesús de Nazaret.
Con todos los datos de los que disponemos es imposible concluir, en
líneas generales y con absoluta rotundidad, que la ciencia haya demostrado la autenticidad de la
Sábana Santa. Tampoco ha sido capaz de demostrar que haya sido falsificada, ni siquiera que
proceda de la época medieval (en el siguiente artículo, tras las
teorías acerca de Santo Sudario,
trataremos de refutar los resultados de la
prueba de datación por radiocarbono).
Podemos afirmar que tanto la postura agnóstica como la fanática,
son elementos que anulan la capacidad de discernimiento y por lo tanto, imposibilitan un
acercamiento a la verdad desde una necesaria visión condescendiente y abierta.
Por lo tanto, en lo que se refiere a la ciencia, la conclusión científica menos
precipitada y más racional, es que el Sudario de Turín es, a día de hoy, un completo
misterio.
Sin embargo, es importante reconocer que hay elementos de juicio soportados en
conclusiones científicas que nos llevan a pensar en que existen más probabilidades a favor de la
autenticidad de la Sábana Santa que en contra. Estamos seguros de que si en lugar de señalar a
Jesús de Nazaret, el
Santo Sudario
hubiera reflejado su relación con cualquier otro personaje histórico conocido (pongamos Cristóbal
Colón o Rodrigo Díaz de Vivar), con el mismo nivel de coincidencia, no cabría duda ni existiría
apenas controversia en relacionar personaje-objeto.
